AGUA Y AMBIENTE
Blog personal del profesor William Antonio Lozano-Rivas

domingo, 1 de febrero de 2009

¿AGUA PARA TODOS? - Una reflexión de una noche que agoniza...

Ya suficientemente hemos sido engañados con el machacado eslogan "AGUA PARA TODOS" que mucho repiten a boca llena decenas de programas, planes, días, jornadas y grupos desde los políticos hasta los académicos.

La pregunta es: "¿AGUA PARA QUIENES?"... es evidente que esos "TODOS" de quienes noblemente habla este eslogan, son sólo todos los que tienen con qué pagarla, que -en realidad-, son los menos... unos pocos privilegiados... unos pocos elegidos de la "Matrix". La ciencia y la tecnología parecen haberse convertido en herramientas elitistas, negligentes y criminales, cuyo único propósito es favorecer a los que ya han sido suficientemente favorecidos.

Empecemos por lo más simple: ¿Los pobres tienen que conformarse con viviendas de interés social cuyos espacios son el hazmerreír de los arquitectos? ¿No pueden tener una vivienda digna y bien diseñada?

¿La biotecnología ayudará a combatir el hambre mundial o sus transgénicos llenan aún más los bolsillos de las millonarias multinacionales?

¿Puede algún campesino resignarse a esperar dos o tres años a que un cultivo de palma, para fabricación de biocombustibles, empiece a ser rentable?

La medicina genética podrá reprogramar genes defectuosos que si no se corrigen desencadenarían, por ejemplo, un cáncer, una fibrosis cística u otra enfermedad degenerativa... ¿Quiénes están en condiciones de pagar una terapia genética? ...¿y el pobre? ¿de nuevo, resignación?

¡O tienes dinero para pagar mi tecnología de agua patentada o mueres de diarrea! ¡O este proyecto me permite sacar una buena "mordida" o no te doy el agua y muere! ¿Dónde está la FUNCIÓN SOCIAL de la tecnología? ¿Dónde está la FUNCIÓN SOCIAL de la ciencia? ¿Cómo estamos formando a nuestros estudiantes universitarios? ...en el mejor de los casos, sólo podrán darse la vuelta y partir porque no saben cómo hacer de su competencia profesional una oportunidad de brindar soluciones posibles a quienes más las necesitan. No sólo ignoran las soluciones sino que tampoco les enseñamos a poder siquiera pensarlas. Adicionalmente, les acostumbramos a depender de equipos de análisis costosos, laboratorios certificados y determinaciones sofisticadas (absorciones atómicas, MALDI-TOF, espectrofotometría de masas, etc.).

¿Esperamos, entonces, a tener el dinero para comprar esos caros equipos? ¿Necesitamos conocer con precisión las partes por millón de un contaminante para poder actuar o para orientar a la comunidad a que pongan el agua en botellas transparentes y las expongan al sol durante dos días para lograr una desinfección con rayos UV gratuitos del sol?

¿Debemos esperar para actuar? ¿Cuántos niños más deben morir de diarrea para tomar la decisión de brindar soluciones posibles, las de cero pesos, cero dólares o cero euros? ¿Qué es la ingeniería y la gestión del agua si no un hueco en la alambrada para dar respuesta a quien ni siquiera le hemos dado el derecho de abrir su boca para rogar por la lluvia?

W.LOZANO